Desde el corazón de México…
Y bueno, ¿cómo poder describir algo tan sorprendente? ¿Algo que parecía irreal?
Pues lo intentaré, pero creo que las palabras no podrán asemejarse a lo increíblemente vivido.
El 02/02/24 cumplí el sueño. Conocer el memorial del milagro de los Andes, hecho que ocurrió el 13 de octubre de 1972 ¿y cómo fue?… pues fue de la siguiente manera:
Hola, soy Ernesto Martínez de México, para ser preciso, soy de Aguascalientes un estado que presume ser el corazón de México.
Tengo 30 años y como muchos de nosotros me enteré de el acontecimiento de los Andes cuando era un niño, siempre tuve una gran curiosidad a cerca del tema, de las sobrevivientes, de los que no volvieron, de poder conocer este mítico lugar.
Un día, navegando en Facebook, me encontré con un grupo llamado «Reviven» donde hay muchísima gente apasionada del tema (incluyendo sobrevivientes)
Así que decidí preguntar una duda que tenía desde hace mucho tiempo ¿se puede llegar al valle de las Lagrimas?
Dejé la pregunta y volví después para ver si me contestaban
Cuál fue mi sorpresa que quien respondió fue nada más ni nada menos que ANTONIO VIZINTIN uno de los sobrevivientes de el accidente y el Pilar, como así le dicen, de la expedición final.
Me emocionó bastante que el fuera quien respondió, su mensaje fue breve y directo: Octavio Romano, seguido de su número telefónico, el te puede llevar.
Inmediatamente mande un mensaje al número proporcionado y al momento recibí respuesta de una manera muy atenta y cálida dándome toda la información a cerca de como llegar al Lugar.
Me dijo que la empresa Latitud Aventura la cual el preside, se encarga de llevarte de una manera segura hasta el lugar me dijo todo lo que incluya el recorrido así como el costo.
Titubee un poco porque ir desde Aguascalientes hasta Malargue no es algo sencillo, pero la emoción de poder cumplir ese sueño me dio la fuerza para aceptar.
Inicié el viaje, desde Aguascalientes para la ciudad de México en autobús, fueron 8 horas en carretera, después de ahí tomé un metro desde la central de autobuses hasta el aeropuerto donde esperé algunas horas a que saliera el vuelo que debía tomar, desde México hasta Santiago de Chile El vuelo duro 8 horas. Ya en Santiago hice una escala de 12 horas para salir hasta Mendoza, Argentina en un vuelo que duró aproximadamente 45 minutos, atravesando la cordillera de los Andes (la misma ruta que tomaron los chicos del Stella Maris hace algunos años)
Ya llegando a Mendoza, parte del Equipo de Latitud Aventura fueron por mí y me llevaron hasta Malargue, lo cual fueron otras 5 horas de camino, ya para ese momento iba muy cansado pero con una emoción total que inhibía cualquier malestar.
Llegando a Malargue, Octavio nos recibió con un «asado» algo muy común en Argentina pero que yo como mexicano desconocía. Fue una cena muy rica, comiendo comida argentina y conviviendo con personas que me hacían sentir como en casa.
A la mañana siguiente, ya descansado empezó la subida a la montaña
Nos llevaron en un autobús a todo el grupo hasta el hotel que estaba en la carretera que vio Canessa cuando subió a la montaña, con un olor peculiar a azufre.
De ahí fuimos a donde los baquianos nos esperaban para irnos en caballo al campamento El Barroso, ya para eso llevábamos algunas 2 o 3 horas de viaje.
Yo no sabía montar, pero en una lección rápida que nos dieron ahí mismo, el equipo de Latitud Aventura aprendimos y nunca olvidaré el término «talonea, talonea» jaja un chiste local que espero que entiendan cuando vayan.
El paisaje se vuelve increíble, las montañas majestuosas y gigantes que parecen irreales.
Todo el tiempo Octavio y todo el equipo de Latitud nos van guiando con lucho cuidado y atendiendo nuestras dudas a la vez que nos van contando la historia.
Empezamos a cruzar el río Atuel, ¡Que Aventura! Ya que parece que te lleva junto con el caballo, hay que tener valor para cruzar, cabe recalcar que en todo momento va uno muy seguro y con vigilancia de el equipo de Latitud.
Después de algunas 4 o 5 hora a caballo subiendo pendientes, bajo el rayo de sol que ilumina la montaña mientras vas cayendo en cuenta que estás realizando el sueño y que cada vez está más cerca, llegamos al campamento, donde nos instalamos para pasar en el domo la primera noche. ¡Que noche tan más increíble! ¡Jamás había visto un cielo tan espectacular en mi vida!
La noche llegó y nos pone esa tremenda postal de la vía láctea pintada en el cielo, estuve horas contemplando y convenciéndome de que era cierto eso que estaba viendo.
Comimos un rico chivito y escuchamos muchas historias a cerca de majestuoso lugar.
A la mañana siguiente, bien tempranito desayunamos, tomando café con agua del río, ¡Que delicia!
Empezamos la segunda etapa del ascenso a la montaña
Subimos a los caballos y los baquianos nos iban indicando por donde ir
Poco a poco se iba sintiendo más frío y se iban pintando de blanco las montañas con los paisajes más increíbles, aparecían «oasis» que contrastaban con el entorno y eso lo hacía parecer más irreal.
Al cabo de unas oras, se empezó a divisar de manera tenue una cruz, era LA CRUZ.
Ya estamos cerca, dijo Octavio con esa energía que lo caracteriza.
Mi corazón latió muy rápido por la emoción (y también por la altura, más de 3 mil metros sobre el nivel del mar)
Bajamos de los caballos, dimos algunos pasos y ahí estaba la nieve y frente a nosotros, el Valle de las Lagrimas, ese que tantas veces vi en las películas, en los documentales, me di cuenta que si existe y que por fin estaba ahí, contemplando el lugar con todos los respetos.
Observamos la cruz que esta en el memorial, los restos del avión de los uruguayos y estuvimos ahí en donde 16 personas vivieron la más increíble historia de supervivencia durante 73 días.
Las montañas parece que no tienen fin, la nieve estaba presente junto con un silencio que no había experimentado jamás.
La respiración constaba un poco ya que no estoy acostumbrado a esa altura, pero la felicidad de estar en ese lugar no tiene igual.
Observé con toda mi atención los restos del avión, así como las ofrendas que la gente deja, los nombres de todos los 45 pasajeros que vivieron ese suceso. Con mucho respeto hicimos una oración por todos y cada uno de ellos.
Deje una ofrenda, deje dos libros, el de Viven y el de La Sociedad de la nieve, fue mi manera de contarles a los que no volvieron que todo valió la pena, que hubo sobrevivientes y contaron lo que vivieron, que los quieren y respetan mucho.
Le pedí permiso a la montaña para poder tomar una piedrita de ahí, la cual llevo conmigo siempre.
Emprendimos el camino de regreso totalmente impactados de lo que acabamos de vivir, veníamos en silencio, procesando lo que pasó, cayendo en cuenta todos y cada uno de los del grupo que en verdad cumplimos el sueño de años.
De regreso veníamos disfrutando de los espléndidos paisajes que nos regala la montaña, los ríos que cruzamos, la nieve, todo.
Llegamos ya al atardecer al campamento el barroso donde pasamos una segunda noche, platicamos horas, nos conocimos muy bien todos, había gente de Perú, de Uruguay, de Argentina, de México. Todos unidos por la historia de los Andes.
Al día siguiente emprendimos el viaje de regreso a Malargue, bajando la montaña a caballo hasta llegar con los baquianos a dejar los caballos, nos dieron una rica merienda mientras nos acogían como si fuéramos uno de ellos, contándonos sus experiencias en la montaña.
Llego la hora de regresar al hotel, con mucha nostalgia y pesadez íbamos dejando la montaña, porque sinceramente no nos queríamos ir, pero a le vez íbamos agradecidos con la vida por permitirnos estar ahí.
Llegamos al hotel, yo estaba muerto de cansado así que me di un baño y dormí.
A la noche Octavio nos llevó a cenar a un lugar de comida muy rica, donde probé el vino, cortes de carne y el fernet, que rico estuvo.
Al día siguiente desayunamos antes de partir cada quien a sus destinos…
***NOTAS INCREIBLES DEL VIAJE***
1)La primera tarde en Malargue
Octavio nos llevó al cine a ver la película de La Sociedad de la Nieve y nos llevamos una increíble sorpresa
¡Tuvimos una video-llamada con Antonio Vizintin! ¡Uno de los supervivientes!
Que emoción la nuestra porque nos charló algo de la historia y amablemente nos contestaba las preguntas que le hacíamos.
2) La última mañana en Malargue, Octavio nos sorprendió con otra video llamada con Don Antonio, muy felices lo saludamos y le expresamos admiración y respeto.
3) El eslogan de Latitud Aventura es: hacemos realidad tu sueño. Y ¿Saben qué? No mienten, es verdad, cumplen tu sueño.
4) De lo más bonito que me dejó la aventura, fueron los amigos
Especialmente Octavio, que no sólo se convirtió en mi amigo sino en mi HERMANO DE LA MONTAÑA sin duda alguna el es el hombre detrás del sueño, lo admiro y respeto mucho, el hace posible que así como yo, mucha gente pueda lograr ese sueño que es conocer el Valle de las Lagrimas…
¡Gracias Latitud Aventura!
¡Gracias Octavio, mi hermano de la montaña! Por hacerlo realidad.
En verdad espero que puedan ir, les aseguro que no se arrepentirán de ir, es una experiencia única que estará con ustedes toda la vida.














